Mis padres, personas simples pero tenaces en la formación de todos sus hijos, nos mostraron lo que está bien y lo que no. Pero, más allá de todas aquellas sabias palabras, precisé descubrir por mi mismo el camino a seguir. A lo largo del trayecto, fui tocando el cielo y la tierra por la manifestación de las luces. En ese movimiento de alas, mis imágenes se fueron revelando en pueblos, en las mezclas de las razas.

En los campos blancos y silenciosos, queriendo entender a aquellos que dejan una parte de su mundo en las sales de plata, en los píxeles y megapíxeles. Tengo tantos ríos, campos y sierras por recorrer... tantas imágenes abrazadas en el tiempo de vivir. Cuento con mis ojos para sonreir las luces que cantan dentro de mi. Siempre vuelvo a Santo Ángelo.