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Federico Estol
LA ISLA DEL TESORO

Descubiertas por Cristóbal Colón en su cuarto viaje a América, las Islas Caimán fueron por excelencia el centro de la acción de los piratas del mar Caribe durante el siglo XVII. El famoso bucanero británico Francis Drake bautizó las islas con su nombre actual y las utilizó con frecuencia como base de operaciones para atacar galeones españoles que transportaban metales preciosos hacia Europa. Hoy en día, esta nación de cincuenta mil habitantes se ha convertido en la quinta plaza financiera mundial, detrás de Londres, Nueva York, Tokio y Hong Kong. Existen unas quinientas entidades bancarias habilitadas, unas cien mil empresas registradas y en su jurisdicción se almacena la cuantiosa suma de 2,1 trillones de dólares, suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias y sanitarias en todo el planeta. Las islas son el primer domicilio de los fondos de alto riesgo, los famosos hedgefunds, protagonistas de la crisis económica mundial que estalló en 2007.

Los bancos más importantes de los cinco continentes tienen sus filiales y existen sucursales de las principales multinacionales. Reina una atmósfera de misterio en las islas. La mayoría de las entidades financieras no se promocionan; camufladas detrás de edificios con fachadas espejadas, y rodeadas de fuerte seguridad, trabajan para clientes de todo el mundo. Una elegante masa compuesta por abogados, economistas, brokers, contadores, auditores y asesores fiscales entra y sale. Camiones blindados estacionados en doble fila se entreveran con limusinas de vidrios polarizados que transportan a personas de las más diversas etnias. Sorprende el paralelismo entre la antigua época de las Islas Caimán y su situación actual: piratas y ejecutivos haciendo lo mismo de siempre, buscando un buen lugar donde esconder sus tesoros.