La serie PECES tiene que ver con los gustos personales y con una visión de la posibilidad de lo fantástico conviviendo de modo natural con lo cotidiano.

En cada imagen de los Peces se superponen dos realidades, dos verdades. Los halls de entrada de los edificios son verdad, y los peces son verdad. No hay intervención específica de posproducción que altere la esencia de los dos únicos componentes que integran este relato: todo se concentra en el acople de ambos. Los halls son fotografiados con la luz propia del diseño elegido por su arquitecto; los peces son fotografiados en el estudio, copiando la fuente, dirección e intensidad de las luces.

Los encuadres son racionalistas, centrados, remarcando un interés en documentar parte del patrimonio arquitectónico de Uruguay. El Pez es una irrupción fantástica que, lejos de distorsionar, genera un foco de atención sobre el lugar. De todos modos, el cerebro tarda unos segundos en adaptarse a lo que ve.

Fotografío a los peces cual si fueran modelos, actores, humanos. Tienen su pecera vivienda y está la pecera estudio. En ese ambiente de fondo neutro, busco captar las diferentes expresiones gestuales y corporales que despliega el pez.

A través de esta construcción racional y metódica, la idea original se mantiene. Y el origen de la idea está en esa posibilidad de lo fantástico, que es casi una obligación.