El cerco fronterizo entre México y Estados Unidos, como en la mayoría de los lugares donde se coloca una barrera entre dos países, es el resultado de políticas nacionales que responden a los intereses de Estado. Sin embargo, la frontera no se restringe a ser únicamente un espacio de división, sino también constituye un lugar dinámico donde confluyen dos sociedades, distintas tal vez, mas no completamente independientes. Es por esto que el uso que se hace del cerco -que no es en realidad uno solo, sino una colección de diferentes tipos de barreras que en su propia constitución se muestra multifacético-, y la percepción del mismo, no están determinados por las razones que lo colocaron, sino sobre todo por el elemento humano que lo vive día tras día, que lo hace propio, que lo adapta, que lo rechaza, que lo respeta. En el caso del cerco entre México y Estados Unidos, los usos y apropiaciones han estado esencialmente determinados por la relación histórica entre las comunidades fronterizas de uno y otro lado y la diversidad cultural que las define.

El cerco es un proyecto fotográfico de mediano plazo que documenta al cerco fronterizo como personaje principal entre los años 2014 y 2017, y muestra un recorrido visual a través de la barrera o series de barreras físicas que conforman lo que los estadounidenses llaman border fence (cerco fronterizo) que rompe el paisaje y atraviesa el desierto, la montaña, que se adentra en el Pacífico. El objetivo es mostrar el diálogo que el cerco sostiene con los diversos entornos y espacios que intervienen a lo largo de la frontera; y cómo los actores individuales y colectivos se reflejan y apropian de él de múltiples formas, en un intento por rescatar la polifonía del espacio fronterizo intervenido. Por último, cabe mencionar que la mayoría de los cercos presentados han cambiado debido a los esfuerzos del presidente Donald Trump por la construcción de un muro impenetrable.

“Primos” es un proyecto personal a largo plazo, que intenta contar una semana de diciembre al año, en una casa de balneario. Diez primos que algunos de nosotros vivimos en diferentes países, nos juntamos una vez al año, esa semana creciendo juntos. Las fotos intentan explorar el crecimiento, los cambios en las relaciones y lo dramático pero espontáneo de la juventud que se junta y se separa, como consecuencias de migraciones.

Mariana Greif